¿Quién roba a quién? ¿Así o más claro?
Durante años se ha dicho que las grandes disqueras tienen pérdidas millonarias por diversas razones. A partir del surgimiento de la posibilidad de obtener música digital y compartirla a través de diferentes medios, ya sea redes P2P, quemar discos, etc., esta afirmación que hacen los sellos musicales ha ido incrementando sus cifras año con año. Nada lógico si se piensa en que un negocio con las pérdidas que dicen tener difícilmente sobreviviría después de años consecutivos de pérdidas tan importantes y crecientes. En consecuencia siempre he pensado que estas cifras que manejan son meras conjeturas basadas en una expectativa de venta no concretada, es decir, ventas que esperaban tener pero dado que los precios en que ofertan sus productos resultan prohibitivos para una buena parte de la población, son ventas que simplemente no se realizan y que la gente que tiene necesidad de obtener ese producto (música) encuentra formas alternas para hacerse del mismo. En resumen y como diríamos en México, esas cifras son puras chaquetas mentales.Con base en este razonamiento que hacen las disqueras, la mejor salida que han encontrado a su problemática es emprender una cacería exhaustiva en contra de los criminales que roban sus contenidos. Con esto no me refiero a que estén persiguiendo a los grandes productores de copias no autorizadas de discos que se venden por toda la Ciudad de México, al menos, en 10 pesos o que hayan emprendido alguna acción para atacar el problema de raíz como lo sería el bajar los precios de los discos. Me refiero a que persiguen al consumidor promedio y usuario de computadoras, reproductores de MP3 o internet.
Ahora bien, ¿qué pasa cuando quitamos a la disquera de en medio y compramos la música directo al artista? Hasta ahora, tres cosas:
- 1) Baja el precio de la música
2) El artista multiplica sus ganancias
3) El consumidor se siente satisfecho
Evidentemente, esto va en contra de la lógica que las disqueras han venido utilizando y que nos han querido demostrar sin éxito. Sin embargo, hoy existe una prueba irrefutable de que:
- 1) Bajar los precios de la música es más que posible.
2) Bajar los precios de la música no conlleva pérdidas.
3) Subir los precios de la música no necesariamente beneficia a los artistas.
4) Vender música digital mediante descarga no implica pérdidas para el artista aún y cuando el precio a pagar sea sujeto a la voluntad del comprador.
5) La descarga de música por internet no es la causa por la que las disqueras tienen las pérdidas que dicen tener.
6) Respetar al consumidor paga más que incriminarlo
¿Cual es esta prueba? El nuevo disco de Radiohead. Hace semanas, la banda inglesa decidió ofrecer a la venta su nueva producción (independiente) mediante descarga por internet o mediante pedido de un disc-box.
En tan solo una semana, las ventas de In Rainbow rebasaron el millón de descargas según una fuente cercana a la banda.
Por otro lado, el precio promedio pagado por cada descarga alcanzó los $8 dólares según una encuesta realizada por Record of the Day a 5000 consumidores. Como era de esperarse, hubo de todo; gente que lo descargó gratis, gente que pagó una suma razonable según su economía y gente que pagó más de lo normal por la descarga.
Los porcentajes de nivel de pago se distribuyeron de la siguiente manera:
- 0.00 a 0.01 Libras- 28.5%
0.02 a 10.00 Libras 56%
10.00 a 39.00 Libras 2.5%
40 Libras 13% (El disc-box de 40 Libras incluía la descarga)
Estos datos nos dicen que cuando menos el 71.5% de la gente que quiso obtener el nuevo disco de Radiohead no estaba interesada en robarlo (como dirían las disqueras) si no que están de acuerdo en pagar un precio justo y razonable por el mismo.
Además, aunque el precio de venta promedio sea más de un 50% menor al precio promedio de venta en tiendas de un disco compacto, la ganancias para el artista se multiplicaron, de forma conservadora, un ¡¡400%!! ¿Cómo fue esto posible? Ya lo dijimos: eliminando al intermediario, en este caso la disquera.
Existen diversos esquemas para el pago de regalías a los artistas por la venta de sus discos pero el más común es el de pagarles un 10% sobre las ventas de los mismos. De esta forma, si consideramos que un CD se vende en promedio en un precio de entre 18 y 20 dólares, las regalías para los artistas rondarían los 1.8 a 2 dólares por copia. Pero de ahí hay que repartir a autores, compositores, intérpretes y ejecutantes por lo que, suponiendo que se dividan en partes iguales, a cada grupo le tocarían entre 45 y 50 centavos de dólar por copia vendida. De ahí podemos atomizar todavía más esta cantidad dependiendo del número de integrantes que conformen cada grupo, es decir, el número de autores, compositores, intérpretes y ejecutantes que intervengan en la producción del disco. Suponiendo que se trata de una banda de 5 integrantes, como es el caso de Radiohead, y que entre todos compusieran la música y la letra de las canciones y a su vez las interpretaran y ejecutaran, al final, a cada uno de ellos les estaría tocando la fabulosa cantidad de entre 36 y 40 centavos de dólar por copia vendida. Evidentemente contra los entre 16 y 18 dólares que le quedan a la disquera esto no es nada en realidad. Pero aún así, las disqueras dicen que velan por los intereses de sus artistas.
De esta forma, cabe preguntarnos: ¿Quién roba a quién? ¿Los consumidores a los artistas y las disqueras? o ¿Las disqueras a los artistas y a los consumidores? Creo que con el ejercicio que ha llevado a cabo Radiohead queda más que clara la respuesta. Tan es así que otros artistas como Oasis, Madonna y Nine Inch Nails se han independizado de sus disqueras para convertirse en sus propios productores y promotores. Aún no queda claro que estrategia adoptarán o si será la misma que utilizó Radiohead. Lo que si queda claro es que con la disquera ya no quieren nada.
Incluso el vocalista de NIN llamó a sus fans a robar música como protesta ante los altos precios que las disqueras imponen a la música hoy en día. Igualmente, en el post que anuncia su nueva producción, y34rz3r0r3mix3d, le aclara a uno de los fans de la banda que, si en un momento dado los tracks extras del álbum no están disponibles para su descarga, él mismo los subirá para que puedan descargarse libremente.
Habrá que seguir de cerca la evolución de esta “rebelión de los artistas” y ver como les va a las grandes disqueras. Cuando menos los artistas tendrán varios puntos a su favor.
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Artículo publicado originalmente en Technolawyer
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