Escasez, acceso, abundancia y derecho de copia
Las sociedades capitalistas a nivel global heredaron del pensamiento económico moderno un tipo de economía basada en relaciones de producción y gestión de bienes escasos. La idea de una economía de mercado (capitalista), las lógicas de la oferta y la demanda, la negociación de los precios, la escasez de los bienes o la lógica trágica de los bienes comunes son algunas de estas construcciones e instituciones típicas del capitalismo moderno.
A partir de la digitalización y del crecimiento de las redes electrónicas distribuidas varios de estos presupuestos y principios comenzaron a discutirse a nivel global. Muchos de estos pasaron a ser francas contradicciones. Por ejemplo, ¿es posible aplicar las ideas o los supuestos de la escasez a los bienes abundantes? ¿Es posible aplicar la idea de la propiedad intelectual a los bienes intelectuales comunes? ¿Existen una o varias economías?
En la actualidad existen, al menos, dos economías bien diferenciables. Por un lado, se encuentran las economías “clásicas” relacionadas a la escasez y la regulación de los bienes materiales. Todavía hoy los bienes materiales se caracterizan por ser limitados, finitos, agotables, consumibles, depredables, bienes que compiten unos con otros y están basados en una economía de la escasez. Estos bienes están regulados por el régimen de la propiedad.
Por el otro, comienzan a perfilarse nuevas economías, algo más híbridas, relacionadas con la abundancia y la regulación de los bienes intelectuales. En estas economías los bienes intelectuales se presentan como ilimitados, infinitos, inagotables, no consumibles, no depredables, bienes que no entran en contradicción entre sí y que están basados en una economía de la abundancia. Estos bienes están regulados a través de los derechos intelectuales.
El instituto de la posesión, fundamental para la regulación del derecho de propiedad sobre bienes de calidad material, no tiene ninguna relevancia para la regulación de los bienes intelectuales. Éstos no tienden a ser bienes escasos, a concentrarse, ni a generar competencia o rivalidad entre los usuarios. De hecho, pueden ser utilizados en simultáneo por infinita cantidad de personas. Más que relaciones de escasez, los bienes intelectuales se ven alcanzados por relaciones socio-técnicas de abundancia.
Lejos de ser una caracterización pacífica, ambas economías se encuentran en permanente tensión frente al uso, goce, aprovechamiento y disponibilidad de los bienes intelectuales. Entre estas dos economías emergen todo tipo de artificios y artefactos orientados a solidificar relaciones de escasez sobre bienes abundantes. En esta etapa del capitalismo global se observa una tendencia a apropiar, privatizar e indisponer bienes intelectuales a través del control de los soportes / servidores.
Google Inc. es uno de los mejores ejemplos para observar la relación entre dos (o más) economías que se articulan y oponen a la vez. Google es una empresa que, aunque la mayoría de sus servicios sean gratuitos, se ha transformado en la principal empresa de servicios y publicidad del mundo. Aunque sus servicios se corresponden con una economía de la abundancia, una parte central de su modelo de negocio se basa en el control privado y exclusivo que ejerce a través de sus servidores.
A través de las tecnologías digitales e Internet la humanidad adquirió una capacidad ilimitada de imitar, reproducir, copiar, derivar, multiplicar. El derecho a incorporar y compartir las riquezas del mundo debe emerger a través de un derecho pleno. El derecho de acceso a la cultura es anacrónico, viejo, inconducente, pobre, mezquino y está vinculado a la economía de la escasez. El derecho de copia, en cambio, es el derecho pleno a disponer de los bienes comunes de la humanidad.
* El Dr. Ariel Vercelli es Presidente de BIENES COMUNES A. C. e Investigador del CONICET / IEC-UNQ. Columna publicada en el blog de Agenda Digital de Télam. Sin licencia.
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